Enmarcado en la galería de las grandes epopeyas del deporte argentino, lo que hizo el seleccionado argentino de waterpolo en los últimos Juegos Odesur disputados en Colombia es para ubicarlo en un lugar preponderante. A la medalla de oro conseguida en forma invicta, el conjunto conducido por Nahuel Alfonso -que debutó como DT albiceleste en este torneo-, sumó además otros halagos, como derrotar a Brasil después de 39 años y ostentar en su formación al mejor jugador del torneo: Gonzalo Echenique.
Sin partidos internacionales como preparación previa, Alfonso terminó de dar los últimos retoques ya en tierras colombianas jugando en Medellín veinte minutos contra Ecuador y cuarenta ante Brasil. "Recién ahí nos dimos cuenta de que estábamos para pelear el torneo. Hasta el partido de preparación con los brasileños teníamos dudas en algunas posiciones fijas pero ahí funcionaron y eso nos dio la confianza para decir hay equipo", ilustró el entrenador para mostrar cómo arrancó el camino a la presea dorada.
Sin partidos internacionales como preparación previa, Alfonso terminó de dar los últimos retoques ya en tierras colombianas jugando en Medellín veinte minutos contra Ecuador y cuarenta ante Brasil. "Recién ahí nos dimos cuenta de que estábamos para pelear el torneo. Hasta el partido de preparación con los brasileños teníamos dudas en algunas posiciones fijas pero ahí funcionaron y eso nos dio la confianza para decir hay equipo", ilustró el entrenador para mostrar cómo arrancó el camino a la presea dorada.
En cualquier deporte, cada técnico le da una característica a cada equipo. Nahuel Alfonso supo ponerle corazón y garra a un conjunto de una gran calidad individual que mostró un nivel de madurez muy alto a pesar de su juventud. "Fue un equipo que tuvo un permanente control del juego y aún cuando iba perdiendo en el marcador nunca se descontroló", aportó a su turno Enrique Piedford, entrenador de Provincial y del seleccionado juvenil y ayudante de Alfonso en esta ocasión. "La semifinal ante Venezuela fue una muestra", interrumpió el entrenador mens sana para explicar que "habíamos ganado cinco partidos seguidos, pero si perdíamos ante los venezolanos, lo anterior no servía de nada. No sólo nos quedábamos sin chances de ser campeón, sino que también perderíamos la oportunidad de clasificar los Panamericanos, que era el objetivo fundamental, lo que el grupo fue a buscar", remarcó Alfonso.
"La defensa fue fundamental, a tal punto que al final del torneo Argentina fue el conjunto con menos goles en contra. Armamos el equipo de atrás para adelante, con una actitud muy ofensiva y las individualidades también tuvieron mucho que ver en los resultados", aportó Alfonso, que destacó la tarea del arquero, quien tuvo una actuación brillante en los partidos decisivos.
Uno de los partidos clave en el torneo fue la victoria ante Brasil, el 23 de marzo, una fecha que quedará en la historia porque marcó un antes y un después. Ese encuentro no sólo depositó a Argentina en las semifinales sino que además resultó ser un triunfo que quedará en los libros. La última vez que Argentina le había ganado a Brasil fue en 1971, en un partido en el que participó entre otros Héctor Aimetta, quien fue secretario de Deportes de Gimnasia y Esgrima Rosario y falleció hace un año.
Uno de los partidos clave en el torneo fue la victoria ante Brasil, el 23 de marzo, una fecha que quedará en la historia porque marcó un antes y un después. Ese encuentro no sólo depositó a Argentina en las semifinales sino que además resultó ser un triunfo que quedará en los libros. La última vez que Argentina le había ganado a Brasil fue en 1971, en un partido en el que participó entre otros Héctor Aimetta, quien fue secretario de Deportes de Gimnasia y Esgrima Rosario y falleció hace un año.
"«El 23 de marzo tiene que quedar en la historia» le dije a los chicos en la arenga y ganarles fue algo maravilloso. Tuvo un sabor distinto a otros partidos porque ellos son profesionales y nosotros bien amateurs, al punto de que ya de vuelta en Argentina tuvimos que pagar los pasajes de Buenos Aires a Rosario con plata de nuestro bolsillo", confió el entrenador.
El último escollo del conjunto argentino fue precisamente ante el dueño de casa, con todo lo que ello implica. No hubo un árbitro neutral (europeo), eran todos sudamericanos y el nivel no fue bueno. Argentina lo sufrió en carne propia en la final, en la que le cobraron cinco penales en contra de los cuales el arquero argentino atajó cuatro (el último, en el cierre del partido, lo sacó de cabeza), poniéndole el moño a una campaña excepcional.
El último escollo del conjunto argentino fue precisamente ante el dueño de casa, con todo lo que ello implica. No hubo un árbitro neutral (europeo), eran todos sudamericanos y el nivel no fue bueno. Argentina lo sufrió en carne propia en la final, en la que le cobraron cinco penales en contra de los cuales el arquero argentino atajó cuatro (el último, en el cierre del partido, lo sacó de cabeza), poniéndole el moño a una campaña excepcional.
PANAMERICANOS:
En el horizonte, el equipo argentino ya vislumbra los Juegos Panamericanos de Guadalajara, una competencia que demandará un esfuerzo mayor. Al respecto Nahuel Alfonso enfatizó: "De la paga afectiva ya tenemos los bolsillos llenos. Ahora espero que llegue el apoyo económico y que podamos difundir un poco más el waterpolo a partir de esta medalla. Para crecer necesitamos insertarnos en una competencia regular. Para los Panamericanos, dentro de poco más de un año, el equipo necesita otra preparación y más apoyo, pero en este bendito país todo es al revés
pregúntele cuantas tarjetas rojas le sacaron por reclamar a los árbitros y conducta antideportiva. Dos veces lo mandaron a la tribuna porque hostigaba constantemente a los árbitros y les reclamaba por todas las decisiones que ellos tomaban. Nunca antes habían expulsado a un entrenador dos veces en un campeonato sudamericano, Recuérdele los actos bochornosos reclamando desde la tribuna. quieren ver el vídeo de como le ganaron a Venezuela? y como es imposible hacer un gol en dos segundos, con un pase del arquero al centro y de ahí lanzar para gol. ya el pito final había sonado y el arbitro brasilero no escucho.
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