El equipo TriTim y el C.R.P de Rosario no se limita a la provincia de Santa Fe ni siquiera al circuito nacional en cualquiera de sus distancias ya que sus integrantes representan a la Argentina en las pruebas más exigentes e importantes fronteras afuera como es el caso de la ingeniera civil Mirta Arce, una empresaria del rubro del transporte de carga que, a fuerza de cinco temporadas de podios y medallas finisher, se transformó en la ironwoman Tati Arce, marca registrada en materia de pruebas combinadas. Con la felicidad de haber logrado su objetivo, Tati Arce habló con Eldepornauta.com sobre su reciente experiencia en el Triatlón IronMan 70.3 de Sudáfrica donde clasificó para lucir la celeste y blanca en el campeonato mundial de Cleawater en los Estados Unidos.
¿Cómo fueron tus inicios en el triatlón?
No vengo de ninguna de las tres disciplinas, en mi adolescencia jugué al volley y después seguí con la navegación a vela hasta que en enero de 2004, con 41 años, me anoté en el super sprint del entrerriano Triatlón de La Paz, tuve sólo dos semanas para aprender a nadar y pedalear con pedales automáticos, salí del agua haciendo la plancha y me las rebusqué en las otras dos etapas para terminar tercera entre las diecisiete mujeres de la general. Lo más importante no fue el resultado sino descubrir la pasión que genera el tria, tanta que esa misma temporada corrí el campeonato entrerriano de promocionales y quedé tercera para al año siguiente, 2005 / 2006, lograr el título en mi categoría y salir octava de la general femenina.
¿Cuándo pasaste a la larga distancia? ¿Qué tan difícil resultó la adaptación?
En el verano de 2006 corrí mi primer Medio IronMan en Chajarí, Entre Ríos, donde llegué segunda, con el super sprint me di cuenta que el triatlón era mi deporte y con el Medio IronMan descubrí que las pruebas de largo aliento eran las que más me gustaban, así participé en varias pruebas más hasta alcanzar mi mejor marca personal de 5 horas y 44 minutos. El gran salto vino en mayo de 2008 con el IronMan Brasil, fue mi debut en la máxima distancia, casi bajo las trece horas, crucé la meta en trece horas y un minuto convirtiéndome en la primera rosarina que completó el IronMan, al año siguiente, estuve a punto de quedarme afuera por una cirugía de apéndice que me hicieron trece días antes, igualmente lo terminé y en sólo ocho minutos más que la edición anterior.
¿Qué resultado obtuviste en el IronMan 70.3 Sudáfrica? ¿Cuál es tu balance?
Fueron 1.900 metros de natación en el mar; 90 kilómetros de ciclismo y 21 del medio maratón final, completé todo en seis horas y veinticuatro minutos con los que obtuve el décimo puesto entre las 36 mujeres de mi categoría de 45 a 50 años y terminé 917 entre los 1.720 competidores de la clasificación general, de los cuales, abandonaron 112. Si bien fue mi peor tiempo en un IronMan 70.3, paradójicamente fue una de mis mejores carreras ya que resultó mucho más difícil de lo pensado, salí del agua en 47 minutos y medio pero se complicó con la bicicleta donde fueron 45 kilómetros en subida y en la segunda mitad no pude aprovechar las bajadas porque el viento en contra pegó muy fuerte. Después de pedalear tres horas y media, encaré el medio maratón que se desarrolló en tres vueltas con una cuesta de ochocientos metros, metí un parcial a pie de 1 hora y 55 minutos. Llegué 1547 de la natación y en las dos disciplinas siguientes pasé a 630 competidores, me bajé de la bici como la número 1023 con energías suficientes para lograr el parcial 494 de pedestrismo. La general femenina la ganó la local Mari Rabie que voló en 4h35m54s y el británico Frade Cartmell fue el primero en cruzar la meta con una marca de cuatro horas y siete minutos.
¿Quién te entrenó para este IronMan 70.3?
En ciclismo y pedestrismo me entrenó Eugenio Gordon, un médico deportólogo que también se dedica a nutrición y que también me ayudó en el aspecto alimenticio mientras que en la natación me preparó Mauro Paglia en la pileta del Club Residentes Parque Field de Rosario (C.R.P). Así sumé un promedio semanal de diez kilómetros de natación; casi doscientos de bici y cuarenta de running. Dos meses antes tuve que someterme a una cirugía que me obligó a treinta días de reposo que se extendieron a cuarenta debido a una gripe.
¿Cuáles fueron los aspectos positivos y negativos del IronMan 70.3 Sudáfrica?
La organización estuvo bastante bien al igual que la cena de carbohidratos y la fiesta posterior a la carrera junto con un muy buen kit que incluyó una mochila, además me pareció novedoso que también se corrió en equipos, fueron 75 teams, y las largadas en tandas, la primera para los Pro, la segunda para los hombres hasta 44 años, la tercera para los hombres mayores de 44 años y todas las mujeres y la última para las postas. Como cosas para mejorar, deberían modificar las transiciones ya que son muy largas y que los colaboradores no mezclen las bicicletas en el parque cerrado, además hubo que hacer una fila interminable para llegar a la carpa de comida e hidratación
¿Qué opinión te dejó el control del drafting?
Hubo bastante control pero, así todo, muchos pedalearon en pelotón. Detesto la trampa, creo que no hay excusas ante actitudes contrarias al reglamento, en los primeros 45 kilómetros era casi imposible controlar ya que era casi todo en trepada bien empinadas pero en los últimos 45, kilómetros con mucho viento en contra, me pasaron varios pelotones, el tema de hacer drafting a pesar de la prohibición es algo que se transformó en moneda corriente y no sólo en la Argentina, lo ví en Brasil y ahora en Sudáfrica, nadie lo reconoce y siempre le encuentran una justificación.
Viajaste sola ¿cómo influyó durante la carrera?
Fue la primera vez que crucé la meta y no había nadie esperándome, ni siquiera algún conocido como sucede en el resto del circuito argentino o en el IronMan de Florianópolis, en la largada no podía hablar con nadie, al mirar al resto como charlaban entre sí con sus amigos y familiares me acordaba de los míos como el equipo Tritim de Rosario; Eugenio Gordon; Mauro Paglia y la gente de la pileta del Club Residentes. Por suerte, la gente de Coach me brindó una musculosa con la bandera argentina y el público me alentaba cada vez que pasaba con la celeste y blanca. Siempre digo que el aspecto mental es importante pero esta vez tuvo esta vuelta de tuerca que lo hizo distinto, igualmente en todo momento llevé a mis amigos y entrenadores en el corazón, a ellos les dedico mi clasificación al campeonato mundial de Clearwater.
No vengo de ninguna de las tres disciplinas, en mi adolescencia jugué al volley y después seguí con la navegación a vela hasta que en enero de 2004, con 41 años, me anoté en el super sprint del entrerriano Triatlón de La Paz, tuve sólo dos semanas para aprender a nadar y pedalear con pedales automáticos, salí del agua haciendo la plancha y me las rebusqué en las otras dos etapas para terminar tercera entre las diecisiete mujeres de la general. Lo más importante no fue el resultado sino descubrir la pasión que genera el tria, tanta que esa misma temporada corrí el campeonato entrerriano de promocionales y quedé tercera para al año siguiente, 2005 / 2006, lograr el título en mi categoría y salir octava de la general femenina.
¿Cuándo pasaste a la larga distancia? ¿Qué tan difícil resultó la adaptación?
En el verano de 2006 corrí mi primer Medio IronMan en Chajarí, Entre Ríos, donde llegué segunda, con el super sprint me di cuenta que el triatlón era mi deporte y con el Medio IronMan descubrí que las pruebas de largo aliento eran las que más me gustaban, así participé en varias pruebas más hasta alcanzar mi mejor marca personal de 5 horas y 44 minutos. El gran salto vino en mayo de 2008 con el IronMan Brasil, fue mi debut en la máxima distancia, casi bajo las trece horas, crucé la meta en trece horas y un minuto convirtiéndome en la primera rosarina que completó el IronMan, al año siguiente, estuve a punto de quedarme afuera por una cirugía de apéndice que me hicieron trece días antes, igualmente lo terminé y en sólo ocho minutos más que la edición anterior.
¿Qué resultado obtuviste en el IronMan 70.3 Sudáfrica? ¿Cuál es tu balance?
Fueron 1.900 metros de natación en el mar; 90 kilómetros de ciclismo y 21 del medio maratón final, completé todo en seis horas y veinticuatro minutos con los que obtuve el décimo puesto entre las 36 mujeres de mi categoría de 45 a 50 años y terminé 917 entre los 1.720 competidores de la clasificación general, de los cuales, abandonaron 112. Si bien fue mi peor tiempo en un IronMan 70.3, paradójicamente fue una de mis mejores carreras ya que resultó mucho más difícil de lo pensado, salí del agua en 47 minutos y medio pero se complicó con la bicicleta donde fueron 45 kilómetros en subida y en la segunda mitad no pude aprovechar las bajadas porque el viento en contra pegó muy fuerte. Después de pedalear tres horas y media, encaré el medio maratón que se desarrolló en tres vueltas con una cuesta de ochocientos metros, metí un parcial a pie de 1 hora y 55 minutos. Llegué 1547 de la natación y en las dos disciplinas siguientes pasé a 630 competidores, me bajé de la bici como la número 1023 con energías suficientes para lograr el parcial 494 de pedestrismo. La general femenina la ganó la local Mari Rabie que voló en 4h35m54s y el británico Frade Cartmell fue el primero en cruzar la meta con una marca de cuatro horas y siete minutos.
¿Quién te entrenó para este IronMan 70.3?
En ciclismo y pedestrismo me entrenó Eugenio Gordon, un médico deportólogo que también se dedica a nutrición y que también me ayudó en el aspecto alimenticio mientras que en la natación me preparó Mauro Paglia en la pileta del Club Residentes Parque Field de Rosario (C.R.P). Así sumé un promedio semanal de diez kilómetros de natación; casi doscientos de bici y cuarenta de running. Dos meses antes tuve que someterme a una cirugía que me obligó a treinta días de reposo que se extendieron a cuarenta debido a una gripe.
¿Cuáles fueron los aspectos positivos y negativos del IronMan 70.3 Sudáfrica?
La organización estuvo bastante bien al igual que la cena de carbohidratos y la fiesta posterior a la carrera junto con un muy buen kit que incluyó una mochila, además me pareció novedoso que también se corrió en equipos, fueron 75 teams, y las largadas en tandas, la primera para los Pro, la segunda para los hombres hasta 44 años, la tercera para los hombres mayores de 44 años y todas las mujeres y la última para las postas. Como cosas para mejorar, deberían modificar las transiciones ya que son muy largas y que los colaboradores no mezclen las bicicletas en el parque cerrado, además hubo que hacer una fila interminable para llegar a la carpa de comida e hidratación
¿Qué opinión te dejó el control del drafting?
Hubo bastante control pero, así todo, muchos pedalearon en pelotón. Detesto la trampa, creo que no hay excusas ante actitudes contrarias al reglamento, en los primeros 45 kilómetros era casi imposible controlar ya que era casi todo en trepada bien empinadas pero en los últimos 45, kilómetros con mucho viento en contra, me pasaron varios pelotones, el tema de hacer drafting a pesar de la prohibición es algo que se transformó en moneda corriente y no sólo en la Argentina, lo ví en Brasil y ahora en Sudáfrica, nadie lo reconoce y siempre le encuentran una justificación.
Viajaste sola ¿cómo influyó durante la carrera?
Fue la primera vez que crucé la meta y no había nadie esperándome, ni siquiera algún conocido como sucede en el resto del circuito argentino o en el IronMan de Florianópolis, en la largada no podía hablar con nadie, al mirar al resto como charlaban entre sí con sus amigos y familiares me acordaba de los míos como el equipo Tritim de Rosario; Eugenio Gordon; Mauro Paglia y la gente de la pileta del Club Residentes. Por suerte, la gente de Coach me brindó una musculosa con la bandera argentina y el público me alentaba cada vez que pasaba con la celeste y blanca. Siempre digo que el aspecto mental es importante pero esta vez tuvo esta vuelta de tuerca que lo hizo distinto, igualmente en todo momento llevé a mis amigos y entrenadores en el corazón, a ellos les dedico mi clasificación al campeonato mundial de Clearwater.
nota: depornauta.com
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